«El mejor gol que he visto jamás lo escuché por la radio. Cuando el partido no se televisaba en abierto quedaba eso o bajarte al bar con los parroquianos, cosa que no siempre hacía. Pensarán que soy un hincha de mierda, pero nunca fui muy propenso a juntarme para ver fútbol. El caso es que el mejor gol de mi vida lo
escuché por la radio. Ronaldinho Gaúcho se inventó un tanto imposible: hipnotizó a Ricardo Carvalho bailando sobre el balcón del área y pateó una pelota medida que Petr Cech no creyó posible. Sólo pudo mirarla porque no le alcanzó comprenderla. Ronaldinho fabricó un gol de la nada, imposible de contar sin los
ojos. La magnífica narración radiofónica de Alfredo Martínez para Onda Cero apenas consiguió dibujar el momento, aquella maravillosa brujería de una entre un millón, pero entonces ya sospeché que acababa de oír algo sobrenatural. La imagen de televisión confirmaría luego mis impresiones: jamás había visto nada igual».
Más, en el blog de Juanan Salmerón, El ruido del fondo.
Comentar