El ciclismo colombiano no echó a andar en serio hasta 1951, momento de la fundación de la Vuelta a Colombia. En pocos años, la pasión por el deporte de la cicla se extendió con fiebre y devoción totales. Incluso se inició una tímida internacionalización y hasta ciclistas de gran renombre fueron invitados a sudar en las carreteras del país andino. En 1958, nada menos que Hugo Koblet y Fausto Coppi serían los huéspedes. Efraín Forero, el Indomable Zipa, ídolo local de los escarabajos, corrió junto a ellos y relata una experiencia cruel… para los recién llegados:
«Ese día hacía un calor terrible. Coppi había venido a participar en unas pruebas de exhibición y ellos le organizaron una carrera salvaje. A mi parecer eso no estuvo bien hecho. Todo el evento se organizó para verlo derrotado. Sobre una ruta más variada y más ondulada, los europeos nos hubieran dado un espectáculo tremendo. Recuerde que no estaban en la cima de sus carreras. Claro que el calor los afectó. Pero además, ese día, los antioqueños querían derrotarlos a cualquier precio y por eso diseñaron una carrera por una ruta despiadada…para someterlos. Fue vergonzoso y perdimos la oportunidad de ver a Coppi desempeñándose en serio».*
Coppi tenía 38 años. Koblet, 32. Ni los Tours de Francia ni los Giro de Italia de su palmarés les libraron de la peculiar hospitalidad de los colombianos, ávidos de una gloria que aún les llevaría tres décadas siquiera rozar.
*Reyes de las montañas, Matt Rendell. Grupo Norma Editorial.
Comentar