Añado dos lecturas de domingo muy recientes. La primera es el retrato de un futbolista inolvidable, un gran acierto de la secretaría técnica del Barcelona, que lo trajo gratis:
«Larsson era un delantero sin gilipolleces. Ante todo, metía goles. Forjado en una escuela de anotadores por instinto y minifundistas de área, a caballo entre los 80 y los 90, Larsson siempre trajo buenos números a la mesa de los clubes en los que estuvo (…) Fue un “siete” aventajado porque dominaba todas las labores del área, las bonitas y las feas, las del gol y las que lindan con él».
En Jot Down Magazine, «Y no te olvides de Larsson».
El segundo texto es sobre dopaje y la Operación Puerto. Habla del ciclismo y de su relación con el resto de deportes, habitualmente menos fiscalizados:
«Que el ciclismo profesional es una farsa a muchos niveles que no está ni siquiera cerca de estar limpia no es menos cierto que el hecho extendido y absurdo de exculpar por defecto a según qué deportes. Pese a los evidentes indicios de presunta implicación de atletas, boxeadores, tenistas o futbolistas, no se preguntará por los nombres en clave de las bolsas; motes, mascotas y en muchas ocasiones burdos y evidentes alias de figuras importantes y conocidas».
En Perarnau Magazine, «El ciclismo como chivo expiatorio».
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