Winston Churchill en My Early Life, obra autobiográfica:
«El señor Somervell -un hombre encantador, con quien tengo contraída una gran deuda- era el encargado de la tarea de enseñar a los chicos más estúpidos lo más descuidado, a saber, escribir simple inglés. Él sabía hacerlo. Lo enseñaba como nadie lo ha hecho jamás (…) Como estuve en el Tercer Cuarto [una clase muy descuidada] tres veces más que nadie, obtuve tres veces más de ello. Lo aprendí muy bien. Así metí en mis huesos la estructura esencial de la frase británica corriente, lo cual es algo notable».
Hasta el estudiante más distraído tiene algo verdaderamente vital que agradecer al profesor.
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