«Los nervios cundieron en el Banesto cuando, diez días antes del comienzo del Tour de 1994, en el mes de junio, el positivo fue comunicado por la Federación gala al equipo. Reclamaban un posible caso de dopaje en suelo francés y exigían una justificación más severa pese a la documentación presentada y la mencionada diferencia de criterio con los organismos mayores. La UCI tranquilizó en todo momento al equipo navarro, pero la preocupación fue una procesión inevitable y confidencial. Hasta aquel 29 de agosto.
«Está claro que quieren dañar la imagen de Miguel. No me gusta pensar mal y recurrir al ataque. Pero parece como si les doliera a los franceses que hayamos ganado cinco Tours en siete años», denunció Echávarri, ya con el caso destapado, acordándose de Perico y su conocido positivo por probenecid (un enmascarador) cuando iba de amarillo en el Tour de 1988. «No sé cómo habrá reaccionado Miguel a todo esto. Cuando tuvo las primeras noticias antes del inicio del Tour se indignó y quizá por ello su rabia salió a relucir más de lo habitual por algunas etapas. A lo mejor ahora sucede lo mismo»…».
En Jot Down Magazine, El día que Indurain dio positivo
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