Leen por la noche quienes tienen hábito. Por la tarde quienes encuentran una tregua. En la sobremesa quienes estiran la comida. Y por la mañana quienes se lo pueden permitir.
Antes de comer hay un recodo, una pizca de tiempo, propicia para leer. Quizá también al mediodía, robando un momento de alguna parte. Pero el mejor momento de todos es por la mañana, recién despiertos y tentados todavía de dormir más rato. Que me perdonen los que suelen madrugar mucho y tienen que salir a escape, que son bastantes. También se puede en el fin de semana.
Tientas el despertador. El cuerpo está entre las ropas, el pijama tibio, la habitación llena de luz. El libro está cerca, donde lo dejaste anoche. Lo coges y lees un rato. No hace falta que sean muchas páginas. Las palabras caen suavemente en los ojos. Es un momento de lucidez transparente. No hay distracciones y la capacidad de atención es privilegiada. Todo está quieto y simple.
Quizá es el mejor momento del día y por eso siempre me reprocho cuando se me olvida hacerlo.
Coincido con usted. Mi madre decía que es el mejor momento para estudiar.
Tiene razon eso ya esta comprobado por loa cientificos..