Tras el general golpista de la radio; el biógrafo extraordinario de Belmonte; el escultor de Daoíz o Velázquez; las tortas de aceite de Castilleja; y la gran reconquista del Rey Santo…
“La mezcla de incienso y de humo de churros, de lágrimas y de bromas, de silencios y de risas, de calles oscuras por las que discurren severos cortejos negros a la luz de los cirios y de calles iluminadas con bares repletos de multitudes felices y ruidosas hacen pensar al visitante que una de las dos cosas es falsa: o la emoción y la severidad es fingimiento, o la alegría es transgresión. No es así. Esto no es Castilla”.
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